El farmacéutico más odiado del mundo
El norteamericano Martin Shkreli se ha convertido, por méritos propios, en el farmacéutico más odiado del planeta y es que este ejecutivo y fundador de la compañía Turing Pharmaceuticals AG decidió, en septiembre de 2015, incrementar el precio del fármaco antiparasitario Daraprim (medicamento que toman portadores del VIH, personas con cáncer y afectados por la malaria) en más de un 5.000%, pasando de los 13,50 dólares por pastilla a los 750 dólares.
Así, con esta medida, Shkreli dejaba a miles de enfermos indefensos ante un precio imposible de pagar para muchos de ellos y pasaba a ser un auténtico especulador del sector farmacéutico del que le han llovido ya numerosas demandas, a las que hace frente velando únicamente por sus propios intereses.
Solución al problema
La polémica que desató el elevado aumento del precio de las pastillas de Daraprim por parte de Martin Shkreli obtuvo su respuesta de manos de la empresa Imprimis Pharmaceuticals, que decidió hacerle frente y sacar a la venta un nuevo medicamento, que si bien no se trataba del mismo compuesto, sí que contenía el elemento principal, la pirimetamina.
De esta forma, y tan sólo por un euro la pastilla, las personas afectadas podían seguir con sus tratamientos sin necesidad de arruinarse por el camino, aunque el mercado farmacéutico siguió regido en buena parte por Shkreli, que no se esconde y que se autodefine como un «auténtico capitalista».
En este sentido, dentro un sector en el que los afectados reales son los enfermos, se confirma que muchas veces los intereses económicos de las grandes compañías farmacéuticas son los que prevalecen realmente.
Especulación farmacéutica
Martin Shkreli, años antes del escándalo del fármaco Daraprim, ya había dado muestras de sus intenciones al montar su propio fondo de inversiones para comprar acciones de empresas y evitar fusiones entre ellas (llevándolas muchas veces a la quiebra).
Además, el ejecutivo norteamericano incluso llegó a instar a las autoridades sanitarias a no aceptar nuevos productos en el mercado si no le beneficiaban directamente a él. Por otra parte, también accedió a diferentes consejos de administración para entorpecer a las compañías desde dentro.
Asimismo, en la etapa anterior a Turing Pharmaceuticals, Shkreli formó Retrophin, una farmacéutica que dirigía desde las oficinas en las que gestionaba fondos de alto riesgo y que sacó a bolsa con la intención de hacerse con el dinero necesario para solventar los problemas que mantenía con sus inversores, un hecho que el propio consejo de la compañía imaginaba, por lo que poco antes de destituirlo, fue el propio Martin quien presentó su dimisión.
Actualmente, Shkreli a través de su compañía Turing vende dos medicamentos, Daraprim y Vecamyl, y trabaja con otros compuestos en desarrollo mientras es investigado por sus negocios de la última década.
Por el momento, el resto de laboratorios farmacéuticos tienen difícil producir el genérico de Daraprim, ya que es el propio Shkreli quien controla la distribución de este medicamento que puede ayudar a hacer frente a enfermedades todavía mortales en buena parte del mundo.